Se trata sin duda de una cuestión bastante controvertida, con muchas implicaciones en la psicología y en la ingeniería (y me atrevería a decir que en la filosofía). A pesar de las apariencias, no resulta nada sencillo responder a esta pregunta: para empezar tendremos que ver qué entendemos por “máquina?, qué significado le damos al término “pensar? e incluso a qué nos referimos con “pueden?.
La explicación de por qué cuestionamos el significado de esta última palabra es un poco enrevesada, pero resulta que no es lo mismo preguntarnos si las máquinas actuales pueden o si las máquinas en general podrán llegar a pensar un día. De hecho, podemos asumir que las máquinas pueden pensar aunque no sepamos diseñar una que lo haga: la cuestión no es si somos capaces de construirlas o no: es si es posible construirlas.
La cuestión de si las máquinas pueden o no pensar nos coloca directamente ante la pregunta de si podemos o no comprender nuestra propia mente. Incluso si en un futuro fuéramos capaces de alcanzar el total conocimiento de la mente humana, tal vez no seríamos capaces de replicarla sobre un autómata.
Para entender bien esto podemos pensar en el Sistema Solar: su comprensión, por sí sola, no nos habilita para duplicar sus procesos a una escala menor. Por otro lado, como señalan algunos autores, es posible que la inteligencia humana, en términos absolutos, sea demasiado compleja o demasiado dependiente de nuestra propia condición como para poder aislarla. Esto nos llevaría a preguntarnos si es posible generar inteligencia humana de manera externa al ser humano, lo cual puede parecer incluso contradictorio…
El análisis de nuestra pregunta nos conduce inevitablemente a estudiar qué consideramos una máquina: en cierto sentido, podemos flexibilizar un poco la definición… De hecho, hace unos siglos no se conocían más máquinas que ciertos mecanismos sencillos (poleas, carros…), y hoy en día disponemos de computadores, que son máquinas de una complejidad enorme si las comparamos con aquellas: el concepto de máquina ha ido expandiéndose a la misma velocidad que el desarrollo de la humanidad.
El estudio de ciertas entidades, como los virus, nos permite aproximarnos a ellos como máquinas construidas con proteínas (perdón por las posibles herejías que cometa en las próximas líneas). Otro ejemplo podemos encontrarlo en la bacteria Haemophilus influenzae Rd, cuyo genoma fue secuenciado completamente hace unos ocho años, y consta de 1830137 pares de bases, lo cual equivale a 360000 de bits (o sea, ni medio megabyte).
Podemos pensar, y hay diversas investigaciones encaminadas a ello, en explicar el funcionamiento de este organismo como si se tratara de una máquina, mediante la aplicación de técnicas bastante similares a las que se usan en electrónica digital.
Una vez podemos considerar a una bacteria como una máquina muy compleja, podríamos incrementar este grado de complejidad hasta llegar a ver diversos animales como máquinas. Luego si podemos considerar que los humanos somos un tipo de máquina, querrá decir que las máquinas pueden pensar.
Un fallo importante de este último argumento consiste en la materia de la que están construidas las máquinas. Así, es posible que una máquina construida con Silicio no pueda pensar nunca, y una basada en el Carbono sí… La polémica en este punto está servida: mientras una corriente se apoya en la materia como base de la inteligencia, otra entiende que lo importante no es cómo esté construido el sistema, sino el tipo de operaciones que puede ejecutar.
En este sentido, A. Newell y H. Simon, propusieron una hipótesis según la cual cualquier sistema capaz de manipular datos simbólicos (básicamente, hacer operaciones matemáticas) dispone de los medios necesarios y suficientes para desarrollar una actividad inteligente; de esta manera no importa de qué esté fabricado el sistema, sino las actividades que puede llevar a cabo. Una última tendencia sostiene que lo importante no son los símbolos sino las señales, y que en ellas reside la capacidad real del sistema.
En la definición del término pensar es donde podemos encontrarnos con verdaderos problemas, que fueron precisamente los que Turing trató de evitar diseñando su test. Particularmente, opino que este test no es una aproximación muy fiable, y que si lo tomamos como referencia, podríamos encontrarnos con máquinas que puedan ser consideraras inteligentes mucho antes de los que pensamos. Y la cuestión no es que podamos decir que algo es inteligente, sino que ese algo lo sea de verdad…
Pero tengo que confesarles que a menudo me planteo una pregunta incómoda… ¿realmente necesitamos que las máquinas piensen? ¿por qué no empezamos a pensar los humanos?
Nota: Esta entrada está basada en Inteligencia Artificial: una nueva síntesis; de Nils J. Nilsson.
Buenas.
Muy buen artículo, te hace pensar.
Creo que volvemos al problema del huevo frito (computable vs. no-computable). La capacidad de abstracción es algo muy difícil de comprender, y ni se sabe a ciencia cierta si es «programable».
Isaac Asimov escribió una vez que cuando los ordenadores tengan tantas puertas lógicas como neuronas hay en el cerebro, éstos serán capaces de pensar. Tan solo falta complejidad. (según él, ahora mismo haría falta un estadio de fútbol para albergar semejante computadora).
Si las máquinas deben o no pensar, creo que lo has definido perféctamente. Los humanos deberiamos pensar. Aunque supongo que, como siempre, los que están buscando a toda prisa que las máquinas lleguen a ese estado, son los militares; para que un cacharro tome decisiones de combate a tiempo real.
En fin. Es triste pero los mayores avances en multitud campos han venido dados por necesidades bélicas.
Un saludo.
¡Muy interesante!
Me quedo con tu última pregunta. Hemos conseguido que las maquinas hagan algo que nosotros no queriamos, muchos de los esfuerzos fisicos que realizamos. Ahora queremos que tambien pienses por nosotros? Creo que tocarse los huevos todo el dia es aburrido. Y ya me diras la economia, se ira a pique. Quien contratara a personas pudiendo contratar a un robot? Tendrian que salir leyes para controlar esto, sino la mayoria en el paro.
Y eso de crear una maquina con tantas puertas logicas como neuronas tiene nuestro cerebro, mas que neuronas serian sinapsis, no? (no se si sinapsis es correcto en castellano). Es algo que parece logico y mas de una vez lo he pensado. Pero si fuese tan facil, solo haria falta crear una maquina que fuese capaz de ir aumentando el numero de sus puertas logicas mientras se le proporciona todo el material necesario. Quizas es un disparate.
Cuando se creo la primera calculadora todo el mundo dijo que era inteligente, hacia operaciones de una manera rapidisima. Ahora no es considerada inteligente. Y asi con muchas otras funcionalidades.
El hecho es que con el tiempo las cosas que son inteligentes dejan de serlo, por lo que realmente no se sabe ni a que nos referimos con «inteligente».