En su libro El Mundo Digital (1999), Nicholas Negroponte analiza, entre otras muchas cosas interesantes, la forma en que las máquinas y los humanos nos comunicamos.
Yo tenía en casa un vídeo muy inteligente, que contaba con un sistema de reconocimiento de voz muy perfeccionado e información sobre mi persona. Se le podía pedir que grabara programas con sólo mencionar su título e incluso, en algunos casos, se suponía que lo haría automáticamente, sin preguntarme. Pero de pronto, mi hijo se fue a la universidad y ya no he vuelto a grabar un programa de televisión en los últimos seis años. No es que no pueda, sino que el esfuerzo no vale la pena.
Leí por primera vez este libro hace ya siete años y es curioso comprobar que seguimos teniendo básicamente los mismos problemas que entonces… Es un ejercicio interesante e inquietante a partes iguales releer estas cosas, porque al final uno se da cuenta de que las cosas no cambian tan rápido como pensamos.
Otra muestra (les recuerdo que esto fue escrito en 1999):
El Mac fue un gran paso adelante para el mercado, y aún no ha ocurrido nada comparable. Las demás empresas tardaron más de cinco años en copiar a Apple, y en algunos casos lo han hecho con peores resultados, incluso hoy día.
Negroponte, una vez más, dio en el clavo…
Yo no acabo de entender el primer fragmento, o lo que entiendo es que no necesita grabar mas cosas porque lo hacia para su hijo o que era él el que sabia utilizarlo.
El segundo una verdad como un templo.
Hola, Floc,
Lo que quiere decir Negroponte es que el que sabía utilizar el vídeo era su hijo, y él no necesitaba comunicarse con el vídeo sino sólo con su hijo. Éste sabía utilizarlo y además conoce a Negroponte, de ahí que diga que «contaba con un sistema de reconocimiento de voz muy perfeccionado e información sobre mi persona», refiriéndose a que el hijo sabe qué quiere grabar el padre e incluso puede grabar un programa que sabrá que le interese.
La idea es que la interfaz que utiliza Negroponte es perfecta al tratarse de un humano, y se deja entrever que el aparato más sencillo no es la mitad de eficaz que la comunicación entre personas. La lección que podemos aprender es que la forma de utilizar las máquinas tiene que evolucionar a la forma en que tratamos a las personas.
Quizás la traducción no es muy clara o el propio autor deja demasiado a la imaginación… en todo caso espero haber ayudado algo :-)
Vale, me imaginaba que los tiros ivan por alli basandome en experiencia propia jejeje. Eso es igualmente aplicable a poner la labadora, hacer la comida, etc, cuando una madre que consiente demasiado sale unos dias de casa xD. Gracias por la aclaracion.