Pasé en blanco la noche anterior al último examen. No podía dejar de pensar en cuánto iba a cambiar todo. Al día siguiente, habiendo dormido apenas quince minutos, logré aprobar, me tomé una cerveza y me fui a la cama. Había terminado mi ingeniería en informática.
Así que a finales de mayo, con el proyecto de fin de carrera todavía pendiente, volví a Santander. Y entonces simplemente me senté en la playa, sentí el mar, el sol, el viento y la lluvia. Respiré hondo. Quise quedarme allí para siempre.
Cuando acabó junio viajé a Barcelona, de Barcelona a Roma, de Roma a Barcelona y de Barcelona a Madrid, de Madrid a Salamanca y de Salamanca a Madrid, de Madrid a Granada y de Granada, finalmente, a Barcelona. Quise quedarme allí para siempre, y no era la primera vez.
Así que me quedé. Y aquí estoy ahora, a la salida de dos años en los que apenas he tenido tiempo de respirar, descubriendo que prácticamente he olvidado escribir y que ni tan siquiera sé sobre qué podría hacerlo. Creo que he vuelto. Aunque el proyecto sigue pendiente.
Los medios de transportes deben de estarte agradecidos desde luego :D . Por lo pronto mi curiosidad (y quizás mi sana envidia :P ) se centra en el motivo de tantos viajes…
Pues es que después de tantos años estudiando me apetecía pasar un verano en modo turismo extremo. Lo que pasa es que no sé si en vez de relajarte acabas más estresado, pero bueno, había que probarlo :-P
Me alegro de que vuelvas.. si es que vuelves! ;)
Pues nada… a ello… y nosotros que lo veamos. A otros la finalización de la carrera no nos ha traído la misma calma de espíritu, así que aprovecha la tuya -y cuéntanos cosas-. Saludos desde una Santander preciosa gracias a este comienzo de octubre tan meteorológicamente benevolente!
Enhorabuena!
Terminar una carrera se hace complicado, realmente.
Ya eres libre :)
Larga vida al huevo frito! :D