El gobierno aprobó a última hora del lunes la conocida en las últimas semanas como Ley Sindo. Esta ley es, en realidad, la disposición adicional cuarta de la Ley de la Ley General del Ferrocarril, una ley de gran interés estratégico para el país, en la que se regulan, entre otros, aspectos relativos a la explotación de piscifactorías, financiación de la televisión pública, la realización de los mensajes de navidad del Rey y los estándares de señalización de rotondas.
La prensa bautizó esta disposición como «Ley Sindo» debido a uno de los principales impulsores de la misma, don Gumersindo Fernández, propietario de un bar de rock situado en el salmantino barrio de Pizarrales, que saltó a la fama al iniciar una batalla legal sin precedentes contra el gobierno presidido por el líder conservador Rodríguez Zapatero, reclamando la ejecución sumarísima de aquellos cantantes que hubieran cometido un delito contra la libertad religiosa al versionar diferentes temas de Nirvana.
Pese a la enorme controversia suscitada por el debate público de dicha ley, el referéndum celebrado con carácter excepcional con vistas a modificar la constitución para introducir la pena de muerte en el código penal, arrojó un contundente resultado: más del 90% del censo se pronunció a favor de modificar la Carta Magna y permitir así la aprobación por la vía urgente de esta norma.
Una vez finalizada la tramitación de la Ley Sindo en las cámaras, se espera la próxima ejecución de conocidos artistas de la talla de Ramoncín, Pitingo o Bebe. Se prevén asimismo concentraciones espontáneas de fans de Nirvana para celebrar las primeras medidas ejemplarizantes. Sindo, el principal impulsor de esta ley, ha hablado para este medio:
Si Kurt Cobain hubiera escuchado estas versiones habría vuelto a suicidarse sin dudarlo. Lo que no puede consentirse en ningún caso es que vaya por ahí cualquier mamoncín bebido cantando lo que le salga del pitingo. Hola, hola, hola. Ahí viene el vagón.
Se trata de inquietantes declaraciones, sin duda. Desde este humilde blog no podemos sino sumarnos al clamor popular y aguardar impacientes el inicio de las ejecuciones.
Enhorabuena a los responsables de la Ley Sindo, ya era hora de que regularan algo tan necesario como son los estándares de señalización en las rotondas. Ahora bien, si te metes en la rotonda y justo suena en la radio la «versión» de Mamoncín, difícil será mantener las formas…