Basecamp, antes conocida como 37signals, es una de esas empresas de las que casi nadie habla pero cuya influencia en la industria es difícil de negar, no sólo por sus más que respetables contribuciones técnicas, sino porque realmente han conseguido construir una nueva y desafiante cultura empresarial cuyos resultados están a la vista de todo el mundo. Y de paso han dejado bastante escrito sobre ello.
Su primer libro, titulado Getting Real, llegó a mis manos allá por 2006 por recomendación de Rober, y en él se dedicaban básicamente a poner patas arriba lo poco que teníamos como cierto sobre nuestro trabajo. Confieso que en aquel momento aluciné con lo que entonces eran ideas un tanto revolucionarias: reuniones rápidas, desarrollo en pequeñas iteraciones, menor importancia del análisis en favor de pruebas reales, trabajo en remoto y otras muchas cosas que a fecha de hoy forman parte de mi día a día.
Al mismo tiempo, con el paso de los años y gracias precisamente a haberlo vivido en primera persona, he ido formando mis propias opiniones sobre muchos de los temas que tratan en este y otros libros. He dejado de estar de acuerdo con muchos de sus puntos de vista y en otros veo matices que antes no veía. Con todo, creo la mayoría de sus ideas siguen siendo aplicables y de hecho creo que obligaría a unos cuantos a leerlos. Quizás dejar de comportarse como capullos en el corto plazo terminaría también significando más dinero para los accionistas en el largo plazo.
El que escribe mejor
Empecé a escribir este artículo porque hace relativamente poco tiempo me acordé de uno de los capitulitos de Getting Real que más me impactó, y que dice lo siguiente:
Hire good writers
If you are trying to decide between a few people to fill a position, always hire the better writer. It doesn’t matter if that person is a designer, programmer, marketer, salesperson, or whatever, the writing skills will pay off. Effective, concise writing and editing leads to effective, concise code, design, emails, instant messages, and more.
That’s because being a good writer is about more than words. Good writers know how to communicate. They make things easy to understand. They can put themselves in someone else’s shoes. They know what to omit. They think clearly. And those are the qualities you need.
Parece fácil estar de acuerdo con lo anterior. Y de hecho es un principio por el que me guié durante mucho tiempo, tanto en el trabajo como en lo personal: alguien que sea capaz de escribir perfectamente tiene que valer la pena.
Una de las personas que redactó este capítulo es David Heinemeier Hansson, quien además de ser el CTO de Basecamp es escritor, y como escritor es claramente una persona que le da una gran importancia a las palabras. Tengo en común con él esto último entre otras cosas –aunque seguro que su coche es mejor que el mío–, así que creo que puedo entender bastante bien el razonamiento que le llevó a a esa conclusión.
Muchas veces caemos en la trampa de pensar que lo que se aplica a nosotros se aplica también al resto del mundo, y creo que particularmente es común que las personas que tenemos una relación distinta con el lenguaje escrito tendamos a pensar que es igual para los demás. Que cuando alguien elige una palabra y no otra lo hace como parte de un proceso concreto y consciente, y que esa estructura mental hace a esa persona especial en otros aspectos.
Pero el hecho es que muchos de los mejores profesionales que he conocido lo eran a pesar de escribir fatal. Y muchos de aquellos en los que confié automáticamente porque me gustaba cómo escribían resultaron en muchos casos no ser muy buenos trabajadores. Ni buenas personas.
Así que me temo que a la hora de atreverse a juzgar a alguien, ya sea como futuro compañero de trabajo, futuro amigo, o futuro lo que sea, no existen los atajos. Al final supongo que lo único realmente útil es un proyecto, unas cervezas, y como siempre, tiempo.
Ese gran marginado en nuestros días.