Me arriesgo mucho publicando esta entrada (y las que vendrán) pero lo cierto es que no me importa en absoluto salirme del tema principal del blog para realizar esta pequeña incursión veraniega… porque el ajedrez es media vida de este escribidor… y además así descansaremos un poco…
¡Me encanta el ajedrez! Podía pasarme días y noches practicando este noble deporte-arte-ciencia milenario y apasionante… no conozco a nadie que lo haya conocido de verdad que no haya quedado atrapado por su magia para siempre. Hace ya unos siete años que dejé la competición: en ese tiempo gané algunos títulos y recuerdo que podía pasarme horas y horas entrenando: sí, hace falta entrenar para jugar al ajedrez. Y muy duro.
En sí, jugar al ajedrez no es nada complicado. Quizá lo peor es aprender sus reglas: el movimiento de las piezas es algo complicado, y además hay un montón de normas complicadas y bastante fastidiosas. También hay que decir que rara vez se aplican en el juego doméstico. Viene a ser como el fútbol: poca gente pita fuera de juego jugando con sus amigos.
Como antiguo jugador de competición, recibí una formación y un entrenamiento bastante intenso, tras el cual, todos terminamos conociendo ciertos recursos que siempre funcionan. Y no sabemos muy bien por qué. Pero funcionan. Así que he pensado en compartirlos, más por el placer de escribir esto que porque sea un contenido apropiado para mi blog. Pero es eso: mi blog :-P
Hay dos tipos de personas en el ajedrez: las que saben mover las piezas y las que saben jugar. Nosotros intentamos estar en el segundo grupo. Hay que saber algunas cosas. La más importante es el valor relativo de las piezas, que es algo ancestral y que nos sirve para saber cuándo una captura nos conviene. La referencia es el peón, que vale la unidad. De esta forma:
- La dama (o reina) equivale a 9 peones.
- Una torre vale 5 peones.
- Un alfil o un caballo vale 3 peones.
Así, si podemos capturar una torre al precio de perder un alfil podríamos hacerlo. Normalmente se considera que se puede perder la dama para dejar al oponente sin torres. Podemos perder un alfil a cambio de capturar una torre, y no pasa nada si a cambio nos llevamos otro alfil o un caballo. Aunque todo esto depende del adversario y de la partida.
Lo segundo que hay que tener claro, aunque sea obvio, es que partida la gana quien primero propina un Jaque Mate al rey oponente, y debemos centrarnos en eso. Pero hay muchas ventajas que pueden ayudarnos a llegar a ello. Por ejemplo:
- Ventaja material: tener más y mejores piezas sobre el tablero.
- Ventaja posicional: tener una mejor posición de las piezas sobre el tablero: pocos puntos flacos, las piezas defendidas por peones… esas cosas.
- Ventaja espacial: ocupar más tablero que el oponente: si conseguimos recluir a nuestro adversario y obligarle a defenderse, tenemos una ventaja evidente.
- Iniciativa: es como en tenis: se trata de mandar en el juego, de no dejar respirar al adversario. Personalmente, soy un fanático del juego agresivo… es muy divertido :-)
Hay tres fases en el juego, cada una con sus características, y saber cómo jugar en cada una de ellas suele significar ganar la partida. En las próximas entregas iremos recorriendo estas fases y veremos cómo hay que jugar en cada una de ellas. Les espero. Y acepto retos por correo electrónico :-)