De El Roto, tan brillante como de costumbre.
noviembre 2007
Diezmo
Creo que no lo he comentado todavía por aquí, pero llevo unos meses trabajando como autónomo en programación de aplicaciones y páginas web. Con tanto trabajo y con la ingeniería superior en marcha, apenas tengo tiempo para escribir, lo cual me entristece un poco, pero de momento es lo que hay… sin embargo, creo que el sacrificio acabará valiendo la pena.
El caso es que hasta ahora nunca me había visto obligado a pedir facturas de todos mis gastos. Y hasta ahora, nunca me había dado cuenta de que la cantidad de dinero que se lleva la SGAE de nuestros bolsillos no es nada despreciable.
Esta mañana compré 25 CD grabables y otros tantos DVD, y por primera vez he visto el canon convenientemente desglosado en una factura. Y os aseguro que a esta hora todavía no se me ha quitado la cara de gilipollas. Por la tarrina de CD, he regalado a la SGAE 5,25 €, y por la de DVD, la friolera de 15,00 € (sin IVA). En total, algo más de 20€, es decir, que he pagado más en concepto de canon que por los discos en sí. Ambos conceptos forman parte del precio, son impuestos indirectos, por lo que ni siquiera puedo deducirlos de mi declaración.
En general, no llevo mal lo de pagar la Seguridad Social para que los viejecitos de mi barrio puedan ir al médico a pasar la mañana. Que hacienda vaya a llevarse su tanto por ciento a final de año es algo que asumí cuando decidí hacer las cosas bien y por lo legal. Como soy joven y todavía no ando muy desengañado, me creo que con eso contribuyo a algo. Por lo menos a que algún ministro cambie de traje. Pero pagarle las cañas a Teddy Corleone y sus secuaces es otra cosa…
Y es que hasta hoy el canon sólo me molestaba, digamos, en el plano ideológico. Pero supongo que me he dado de bruces contra el mundo real. De todo lo que todavía no he ganado este mes, la SGAE me ha soplado ya 25 €. Y no estoy dispuesto a consertirlo. Ni de coña.
De modo que he decidido responder al fuego con fuego, y ya he decidido cómo voy a vengarme. Por lo pronto empezaré a enterarme de cómo puedo reclamar legalmente esos 25 €, ya que no copiaré música en esos discos. La segunda parte de mi plan es más ambiciosa. A partir de ahora, si un cliente pertenece a la SGAE, añadiré un recargo a su trabajo como compensación por el impuesto que su organización me cobra (¿no sería genial que todos hiciéramos lo mismo?).
Al próximo que quiera una página para promocionar su disco le trinco los 20 € de hoy por mis cojones. Quien a hierro mata, a hierro muere.