Estupidez sostenible

¿Cómo era? Ah, sí…

La política es el arte de buscar problemas inexistentes, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso, y aplicar después los remedios equivocados.

Groucho Marx

Voy a ser sincero. Reconozco que, por un momento, llegué a tragarme eso de que nuestros dirigentes darían marcha atrás y retirarían la disposición adicional primera de la Ley de Economía Sostenible, la misma que abre la puerta a la censura administrativa sobre Internet. Evidentemente me equivoqué. Y como no podía ser de otra manera, el gobierno volvió a demostrar para quién gobierna y montó una fantástica maniobra de desinformación (curiosamente, eso lo hacen con singular eficacia) para presentar el reglamento que ratifica y desarrolla la citada disposición.

En los últimos días he leído una cantidad más que considerable de artículos sobre el tema, y no me siento con fuerzas para recopilarlos todos. Además, este asunto me toca tanto las narices que realmente creo que prefiero no entrar mucho más en ello. Quien quiera puede buscar y leer por ahí (hasta hay una versión «para torpes» de los hechos realizada por Luthex) y quedarse con la misma cara de gilipollas que tenemos los demás.

Por el momento, hago mía la declaración de intenciones de la plataforma Red SOStenible, que incluyo a continuación.

Consideramos imprescindible la retirada de la disposición final primera de la Ley de Economía Sostenible por los siguientes motivos:

  1. Viola los derechos constitucionales en los que se ha de basar un estado democrático en especial la presunción de inocencia, libertad de expresión, privacidad, inviolabilidad domiciliaria, tutela judicial efectiva, libertad de mercado, protección de consumidoras y consumidores, entre otros.
  2. Genera para Internet un estado de excepción en el cual la ciudadanía será tratada mediante procedimientos administrativos sumarísimos reservados por la Audiencia Nacional a narcotraficantes y terroristas.
  3. Establece un procedimiento punitivo “a la carta? para casos en los que los tribunales ya han manifestado que no constituían delito, implicando incluso la necesidad de modificar al menos 4 leyes, una de ellas orgánica. Esto conlleva un cambio radical en el sistema jurídico y una fuente de inseguridad para el sector de las TIC (Tecnología de la Información y la Comunicación). Recordamos, en este sentido, que el intercambio de conocimiento y cultura en la red es un motor económico importante para salir de la crisis como se ha demostrado ampliamente.
  4. Los mecanismos preventivos urgentes de los que dispone la ley y la judicatura son para proteger a toda ciudadanía frente a riesgos tan graves como los que afectan a la salud pública. El gobierno pretende utilizar estos mismos mecanismos de protección global para beneficiar intereses particulares frente a la ciudadanía. Además la normativa introducirá el concepto de «lucro indirecto», es decir: a mí me pueden cerrrar el blog porque «promociono» a uno que «promociona» a otro que linka a un tercero que hace negocios presuntamente ilícitos.
  5. Recordamos que la propiedad intelectual no es un derecho fundamental contrariamente a las declaraciones del Ministro de Justicia, Francisco Caamaño. Lo que es un derecho fundamental es el derecho a la producción literaria y artística.
  6. De acuerdo con las declaraciones de la Ministra de Cultura, esta disposición se utilizará exclusivamente para cerrar 200 webs que presuntamente están atentando contra los derechos de autor. Entendemos que si éste es el objetivo de la disposición, no es necesaria, ya que con la legislación actual existen procedimientos que permiten actuar contra webs, incluso con medidas cautelares, cuando presuntamente se esté incumpliendo la legalidad. Por lo que no queda sino recelar de las verdaderas intenciones que la motivan ya que lo único que añade a la legislación actual es el hecho de dejar la ciudadanía en una situación de grave indefensión jurídica en el entorno digital.
  7. Finalmente consideramos que la propuesta del gobierno no sólo es un despilfarro de recursos sino que será absolutamente ineficaz en sus presuntos propósitos y deja patente la absoluta incapacidad por parte del ejecutivo de entender los tiempos y motores de la Era Digital.

De manifiestos, manifestantes y manifestaciones

Al final, y en buena parte gracias al lío que se montó, parece que el gobierno acabará por dar marcha atrás y retirará aquella disposición adicional maldita que permitía a una comisión ministerial cortar el acceso a sitios web si consideraban que violaban los derechos de autor. De todas formas, hasta que eso llegue no conviene bajar la guardia. Vale recordar que no se trata aquí de descargas sí o descargas no, sino de la posibilidad de que una comisión formada por políticos, representantes de los «autores» y demás familia, decida si se impide el acceso a sitios web. Hoy es rapidshare, mañana es este blog.

Almeida en la manifestación de BarcelonaNo sé cómo decir lo que quiero decir, pero me resultó algo sorprendente que muchas personas ignoraran o criticaran el manifiesto o la propia movilización. De hecho es curioso contemplar cómo individuos que no mueven un dedo para defender su derecho a la libertad de expresión, se apuntan a toda velocidad al grupo de Facebook que reclama un botón de «no me gusta» en las noticias de los contactos. Supongo que cada uno tiene sus intereses y los defiende, pero con ciudadanos así de implicados, está claro que tenemos lo que nos merecemos.

De otro lado, he leído algunas críticas al manifiesto, muchas de ellas bastante bien fundamentadas, todo sea dicho. Leí también artículos de personas que critican tal o cual punto, o a los redactores del mismo, o la masa aborregada y esas cosas. Personalmente, me gusta que la gente critique. Pero es que si todos fuéramos tan super-guays, tan super-críticos, y tan super-independientes, ese manifiesto (imperfecto, está claro) nunca habría llegado a ser lo que fue, nunca se habría generado tantísimo ruido, nunca nos habrían escuchado, y seguramente esa ley, ahora mismo, seguiría su curso. Supongo que, en determinados momentos, hay que saber guardar las críticas para más adelante y hacer un frente común contra los enemigos de verdad. Como en El Padrino, y tal.

En fin. Cada uno es libre de apoyar o no apoyar, de criticar o no criticar lo que se salga de las narices. Me parece bien y lucharé porque así siga siendo. Eso sí, al menos me gustaría que no malgastaran sus independientes y críticas energías precisamente en llamar borregos a los que sí movimos un dedo para intentar defender las libertades de todos.

La foto que ilustra este post es de Carlos Sánchez–Almeida, otro borrego que acudió, al igual que un servidor, a la concentración convocada en la plaza de Sant Jaume de Barcelona. Intentaron disolvernos instalando en los edificios de la plaza en cuestión una horrible decoración navideña, pero ni con esas. ¡Ja!

Derechos fundamentales

Como parece que al gobierno y sus secuaces no les gusta nada eso de que los jueces se empeñen en cumplir la ley, y por tanto se nieguen a condenar las páginas de enlaces y descargas, se les ha ocurrido la idea definitiva: cambiar la ley para que sea una comisión y no un juez quien decida sobre la desconexión de sitios web.

Esta inteligente maniobra política pone de manifiesto las que son, a mi parecer, las principales líneas de acción legislativa de nuestro gobierno: ocuparse de problemas que no importan a nadie y, sobre todo, crear comisiones. También pone de relieve esa impecable separación de poderes1 de la que goza nuestro país: el poder ejecutivo hace las veces de legislativo y ahora también de judicial. Por último, nos deja a todos más claro que nunca para quién gobierna el gobierno.

A la larga, una ley de estas características nos deja a todos indefensos ante el arbitrario e indocumentado criterio de una comisión dirigida por los intereses de una industria que agoniza, totalmente fuera del control judicial y democrático. Lo que realmente me preocupa es que, a la larga, esta ley se acabe utilizando para censurar opiniones críticas con esta industria o con el gobierno. Y dado su historial, me quedan pocas dudas de que será así.

El resto me importa poco: siempre habrá una forma de descargar, siempre habrá una manera de escapar a cualquier control o restricción que quieran imponernos, siempre habrá una forma de acceder al contenido que quieran censurar. Y si todo eso deja de existir, simplemente dejaré abierta una conexión inalámbrica para que quien quiera se descargue la música de mi disco duro. Y eso sí, pase lo que pase, para mí este gobierno siempre será el que asestó el golpe definitivo a la libertad en Internet, y votaré en consecuencia.

Por lo demás, sólo puedo manifestar mi total adhesión a lo siguiente:

Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet

Ante la inclusión en el Anteproyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que…

  1. Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
  2. La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.
  3. La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
  4. La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
  5. Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
  6. Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales, en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
  7. Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticas auspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
  8. Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
  9. Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectual orientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
  10. En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

Actualización: recomiendo la lectura de esta entrevista a David Bravo.

1: No es una casualidad que casi ninguna persona educada en España comprenda la diferencia entre el poder ejecutivo y el poder legislativo.

La ciencia en España no necesita tijeras…

La mayoría de nuestros altamente cualificados políticos coinciden en que, si queremos tener posibilidades de salir del agujero negro al que nos vamos acercando, debe cambiar el modelo en que se basa nuestra economía. El problema de estas cosas es que no basta con decirlas: hay que actuar en consecuencia. Y eso se nos da mal, y por eso estamos como estamos.

En los presupuestos que nuestro gobierno prepara para el próximo año, la inversión en investigación y desarrollo se recortará, como media, en un 15%. Me parece muy bien que se intente reducir el gasto, pero hacerlo a costa de la investigación científica hipoteca nuestro futuro y el de las próximas generaciones y empeora un panorama ya de por sí lamentable.

En este contexto, hace unos días que desde el blog La Aldea Irreductible se planteó una interesante iniciativa a la que quiero sumarme y que consiste en publicar, en el día de hoy, un artículo que aporte una razón para que no se recorte el presupuesto en investigación. Mi razón es la siguiente:

Gastamos más en cuidar a las plantas carnívoras

Las plantas carnívoras no pueden crecer en cualquier sustrato: hace falta una tierra con una composición concreta, y deben ser regadas con agua destilada o con una solución de ácido sulfúrico con una determinada concentración. Además, la mayoría proceden de pantanos, por lo que no pueden estar sin agua mucho tiempo. A las plantas carnívoras, curiosamente, les cuesta superar las sequías.

Estas voraces plantas han ido, con el paso de los años, agotando su propio suelo. Hasta que hace unos meses, la situación empezó a hacerse insostenible. Y de momento, lo mejor que se les ha ocurrido a los jardineros ha sido gastarse millones y millones para que estas plantas no mueran por la sequía, y puedan seguir cazando insectos desprevenidos.

Las plantas carnívoras son útiles, nadie lo niega. Sin embargo, desde que comenzó la sequía exigen tantos cuidados que ya apenas permiten atender a las demás como necesitan. Hay otras muchas plantas maravillosas en el jardín, plantas capaces incluso de brotar en los más estériles suelos, y que tras florecer se arrugan lentamente, ayudando finalmente a abonar la tierra para el futuro.

Y no tendría sentido podarlas precisamente ahora, cuando el suelo está agotado y el rigor de la sequía se ceba con el jardín.

Un secreto a la vista de todo el mundo

Todas las películas distribuidas en DVD en este nuestro país incluyen un absurdo vídeo que supongo que todos habréis visto en alguna ocasión. Es ese en el que dicen aquello de «no robarías un coche», «la piratería es un delito» y cosas por el estilo.

No voy a comentar nada sobre el contenido del vídeo porque creo que se comenta a sí mismo. Lo que quiero realmente es descubrir al mundo un secreto que me ha sido revelado y que creo que debe ser difundido. Me explico. Cada vez que uno inserta un DVD con el vídeo de las narices, lo primero que se carga es un menú como el siguiente:

Bien, en dicho menú debemos seleccionar el país. Lo normal, entonces, es buscar España. Para ello, debemos avanzar normalmente dos páginas. Después lo seleccionamos dócilmente y aparece el vídeo ese. Uno robando un coche, otro robando un bolso, otro descargando una película. Lo típico, vaya.

El hecho dramático que descubrí hace un tiempo es que seleccionando cualquier otro país, simplemente no hay vídeo. Uno espera encontrar una traducción, o un mensaje equivalente, pero no. No hay nada. Es decir, como premio por comprar una película, insertar el disco, buscar pacientemente mi país en la tercera página de la lista y seleccionarlo, tengo que ver un vídeo insultante que me llama ladrón por descargar películas, algo que evidentemente no he hecho, porque de lo contrario no tendría el disco. Sin embargo, seleccionando el primer país que aparezca en la lista se accede directamente al menú del DVD. Sin intermediarios.

Claro que esto es sólo una posibilidad. La otra es descargar directamente la película de Internet. Así tampoco hay vídeo…

Los ingenieros también lloran

Estos días la cosa anda algo tensa con la ingeniería informática. Llegan a mí convocatorias de huelga, algunas manipulaciones de los de siempre y sobre todo mucho desconcierto y miedo. Todo esto es muy complicado y abarca demasiados aspectos como para pretender analizarlos en un maldito artículo, así que con las lógicas carencias, voy a dar algunas pinceladas de lo que se podría considerar mi opinión.

El panorama de los ingenieros informáticos ha sido tradicionalmente complejo, supongo que debido a que esta es una disciplina relativamente nueva. Las titulaciones son muy recientes, y la muestra de ello es que muchos (¿la mayoría?) de nuestros profesores no son Ingenieros Informáticos. Tampoco hay un único colegio profesional donde nos agrupemos, lo cual muchos consideran un grave problema y yo considero una bendición.

Muchos de los titulados superiores gozan de lo que se denominan atribuciones que, simplificando mucho, no es más que una serie de actividades profesionales que requieren obligatoriamente la supervisión de uno de estos titulados. Por ejemplo, nadie puede abrir una farmacia sin ser farmacéutico, o instalar un sistema de comunicaciones sin ser ingeniero en telecomunicaciones. Sin embargo, y aquí donde puede haber problemas, un farmacéutico o un ingeniero en telecomunicaciones sí que pueden desarrollar software.

Precisamente aquí es donde algunos de mis compañeros reclaman una serie de atribuciones para la ingeniería informática, con lo que estoy de acuerdo sólo a medias. Por resumir mi postura, creo que es necesario que ciertos proyectos dispongan de una supervisión altamente cualificada, por ejemplo en sistemas críticos como los de los hospitales o las centrales nucleares. No obstante, para desarrollar un programa de mierda en Visual Basic que gestione cuatro facturas no creo que sea necesaria mi firma, mi número de colegiado y una bula papal certificando que esa basura cumple un pliego de requisitos que escribimos en una servilleta un viernes por la noche.

Y esta es para mí una parte del problema: no tiene sentido reservarnos atribuciones sobre actividades que cualquier ser humano con medio cerebro puede realizar con garantías, como es la programación, por poner un ejemplo. Lo siento mucho pero es más difícil programar un vídeo que un ordenador. Alguien tenía que decirlo.

En nuestro verdadero trabajo somos insustituibles. Programar lo puede hacer cualquiera. Posiblemente tomar un sistema de información, analizarlo, modelarlo, modularizarlo adecuadamente, definir las métricas de calidad y diseñar los procesos para un desarrollo con garantías lo puede hacer menos gente. Posiblemente optimizar un software de control de manera que no desperdicie ni un ciclo de máquina lo pueden hacer muy pocos intrusos de esos que dicen que hay. Posiblemente ninguno de estos intrusos hayan olido siquiera un sistema experto, un patrón arquitectónico de los buenos o un sistema distribuido. A mí mis atribuciones me las da mi cualificación.

En el otro extremo, me jode especialmente que ahora aparezca Fulano –ese que se enfadó muchísimo cuando se enteró de que en informática no enseñaban a usar el Word y que se sacó la carrera justito y en quince años– a decir que los matemáticos le quitan su trabajo de programador en chachipuntonet. En cierto modo me recuerda al pelocenicero que en vez de ir a clase prefería fumar costo y ahora se queja porque Ahmed vino nadando desde Marruecos y encontró trabajo antes que él. Es que lo raro sería que no pasara.

Las atribuciones te las das a ti mismo. Rechazando picar código en Indra durante 12 horas al día por 600 €. Estudiando duro en la carrera, aprendiendo, pensando en cómo aplicar eso en tu día a día. Trabajando como un profesional, planificando, aportando tu visión de ingeniero. Con humildad, sentándose a programar cuando hay que hacerlo, y hacerlo bien. Documentando con precisión. En definitiva, tomándote en serio a ti mismo, porque es la única forma de que los demás te tomen en serio.

Eso es algo que no podrá lograr nunca ningún colegio profesional de soplapollas ávidos de manejar el cotarro a su antojo mientras instrumentalizan nuestro miedo para manipularnos y convertirse en nuestros nuevos amos. Así que a estudiar, a trabajar, a ser profesionales y a sacarnos las castañas del fuego nosotros solitos. Igual me equivoco, pero tampoco en ese caso me asusta el mañana. Sólo sé que me encanta mi carrera y mi trabajo. Sólo sé que esto es el futuro. Sólo sé que lo mejor está por venir.

Imagen | Simpson Crazy

Actualización (7 de noviembre de 2008): Después de la confusión creada estos días con el tema de los nuevos títulos y las atribuciones, todo mezclado y revuelto entre predicciones apocalípticas, se agradece este artículo donde al menos se aporta algo de luz sobre este tema. No tiene que ver en principio con el tema del artículo pero como salió en los comentarios lo dejo aquí…

Cometer errores es humano, pero…

… para estropear realmente las cosas necesitas un ordenador

Paul Ehrlich

Esta es una de esas historias que hacen que me plantee si el mundo está definitivamente desquiciado o soy yo el raro. Empezando por el principio, tengo la intención de viajar a Barcelona unos días, aprovechando las vacaciones de Semana Santa. Como ahora vivo en Salamanca, hay un tren diario que une las dos ciudades a un precio asequible, aunque tarda nada menos que 11 horas.

Desde hace años esta venía siendo mi única forma de moverme entre las dos ciudades, aunque últimamente –sí, me hago viejo– había empezado a viajar haciendo escala en Madrid, lo que podía acortar el viaje hasta dejarlo en unas 6 horas. Llegaba a la capital en autobús y desde allí el tren Alvia tardaba un poco menos de 4 horas en dejarme en el centro de Barcelona, a un precio bastante decente.

Hasta aquí todo normal. Como seguramente sabréis, hace unas semanas se inauguró el tren de alta velocidad entre Madrid y Barcelona. Parece una buena noticia, una vez olvidados los graves trastornos que las prisas por terminar las obras antes de las elecciones causaron en la vida de miles de personas. Digo que parece, porque Renfe ha suprimido el resto de trenes entre estas dos ciudades, salvo el servicio nocturno. Ahora sólo se puede viajar en AVE. Con un par.

No entiendo muy bien las razones de esta decisión. Supongo que Renfe conseguirá su objetivo de hacer la competencia al puente aéreo, aunque me temo que será a costa de hacer inaccesible este trayecto en tren a las personas con menos recursos, que casi seguro se verán obligados a viajar en autobús. O en coche. Ya había un medio de transporte a un precio razonable que unía Madrid y Barcelona en apenas 4 horas… ¿por qué borrarlo del mapa? No todos necesitamos hacer el trayecto en un par de horas.

Pero en fin. El hecho es que este panorama supone en la práctica que me tendré que olvidar de mi ya habitual escala relámpago en Madrid y volver al interminable y habitual viaje en tren. O bueno, puedo seguir haciéndolo, pero prefiero ahorrarme ese dinero y utilizarlo en pagar el hotel o lo que sea.

El hombre contra la máquina

Hace unos días me dispuse, en efecto, a dejar comprados los billetes de mis vacaciones, y pensé que podría viajar en litera en un tren nocturno que une Salamanca y Barcelona los fines de semana. El viaje suele hacerse más liviano –siempre que no lo compartas con algún cerdo pestilente– y desde luego es más barato.

Así que tras un rato largo utilizando la nueva e insufrible web de Renfe –de la que ya había leído maravillas– consigo hacerme con un billete por 35 €, pillando por los pelos la dichosa tarifa «estrella». Pero algo me para en seco cuando veo el PDF que me envían. Tengo una plaza sentado en preferente y yo quería viajar en litera. Sin embargo no recuerdo haber elegido asiento en la web. Vuelvo a comprobarlo y en efecto: no es posible elegir camas. Pero no te informan de ello por ningún sitio.

Con esa cara de imbécil que se me queda a veces llamo a atención al cliente para contarles lo que me ha sucedido. Entonces me replican que la web de venta de billetes todavía no permite comprar plazas en camas y que lo que tengo que hacer es cancelar el billete (por lo que me deducirán el 30% del importe) y comprar uno en la estación. Pienso que me explicado mal y le repito que lo que yo quiero es cambiarme de plaza en el mismo tren, y como mucho eso llevaría asociado un recargo del 15% (que tampoco estoy dispuesto a pagar, porque la web no informa de esto por ningún lado). Se me ocurre que puedo ir a la estación y cambiar mi billete, como se hacía de antes. Pero no. Un billete comprado por Internet sólo puede cambiarse por Internet, y por Internet no puede comprarse litera. Así que ahí te quedas con tu plaza sentado, chaval.

Al final me resigno. En el teléfono de atención al cliente de Renfe no pueden hacer nada porque sólo se dedican a información de horarios y reservas. Si quieres cagarte en sus muertos tienes que ir a la estación, (pero eso sí, para comprar te vale cualquier vía).

Me planto en la estación y le explico mi caso a la empleada, que me da la razón, al igual que el responsable de la oficina. Ambos –impecables, por cierto– me sugieren que presente una reclamación allí y otra por Internet y que exija la devolución íntegra del billete. Así que dejo mi queja por escrito y me vuelvo a casa, después de haber comprado un billete en litera en taquilla. Malditos.

No tengo esperanzas de lograr que me devuelvan el 100% de mi billete, pero aun así decido formular otra queja por Internet, cuya respuesta, una semana después, sigo esperando. Incluso asumiendo que fue culpa mía haber comprado el billete en asiento sin asegurarme debidamente, no hay una sola indicación al respecto en la web. He adquirido un título de transporte con Renfe y la compañía es la misma en todos los casos, por Internet y en el Mundo Real™, por lo que no entiendo por qué no puedo cambiar simplemente mi billete en la estación. Interoperabilidad de la buena.

En fin, no le veo la lógica por ningún lado. Estos inventos modernos…

De exámenes, alcohol y despropósitos

Fue en julio de 2006 cuando abandoné la facultad después de haber realizado el último examen de la carrera. Por delante me esperaba un año algo incierto para trabajar y terminar mi proyecto. Y a eso me dediqué.

Ahora, año y medio más tarde, he vuelto a enfrentarme al fantasma del examen, esta vez estudiando la ingeniería superior en informática. Creo, en fin, que ya no soy el mismo… las neuronas no me funcionan, definitivamente, igual que hace unos años. Y además trabajo. No… estudiar ya no es lo mío.

Este martes hice el último examen de la convocatoria, y después de unos cuantos años estudiando todavía sigo asombrándome. Cosas veredes, Sancho. En efecto.

El caso es que al entrar al aula nos ordenaron dejar aparte las mochilas, teléfonos… y las calculadoras, que en principio -eso nos aseguraron- no hacían falta. El examen comenzó con algunas preguntas sobre teoría, con las correspondientes advertencias sobre la necesidad de limitarse al espacio en blanco de cada pregunta (debe de haber pocas ganas de corregir) y ese tipo de cosas, mientras yo me preguntaba si se valoraría más mi conocimiento de la asignatura o mi habilidad para expresarlo en cinco líneas.

Con la parte práctica las cosas comenzaron a ponerse (más) complicadas… en mi caso, llevaba media hora de examen y me dí cuenta de que había entendido mal el enunciado de la primera cuestión, si bien éste podía haber sido más claro.

El tiempo era muy limitado y seguía corriendo. Los profesores se encontraban en la mesa frente a mí, utilizando el ordenador y hablando en voz alta. Risotadas. Podía oler el pestazo a alcohol de uno de ellos -el que más se reía, qué cosas- desde tres metros de distancia. Las 19:30, hora de entregar, llegaron rápidamente, y apenas había hecho un cuarto del examen. Dos o tres personas entregaron entonces su ejercicio.

Al cabo de un rato, ya que nadie parecía dispuesto a irse, la profesora anunció que nos dejarían un rato más… la mayoría no habíamos alcanzado ni la mitad del examen. Eso sí, para favorecer nuestra concentración, los profesores que vigilaban el examen siguieron hablando.

En aquella situación, elijo las preguntas en las que puedo sacar algo. Más dudas en el enunciado. Levanto la mano para preguntar y la responsable no se encuentra en la sala -se supone que había ganas de fumar-. Al cabo de un rato largo puedo preguntar algunas ambigüedades y continuar.

Prosigo con mi examen mientras quienes en teoría nos vigilan vuelven a hablar. Escucho cómo se abre una lata. Vuelvo a levantar la mano para preguntar, pero no viene nadie y me levanto. Los tres profesores están hablando y bebiendo cerveza en la última fila.

La hora se acercaba y la responsable tuvo a bien bromear sobre el hecho de que era carnaval y deberíamos entregarlo e irnos a tomar algo. Ellos ya habían empezado, por si acaso, y nos tomaban la delantera. Una lata de cerveza cayó y empezó a rodar por el suelo. La profesora decidió abrir otra y carraspeó de una forma nada discreta para que no se escuchara el chasquido. Debía de andar ya lenta de reflejos, porque no lo consiguió.

Sólo, cansado y deprimido en aquel aula, preguntándome si aquello podía ser real o era un sueño absurdo, me empecé a plantear que lo que de verdad quería era entregar esa basura y salir de allí. En varios momentos estuve a punto de levantarme. Finalmente conseguí obligarme a terminar el último ejercicio. Llevaba ya un rato haciendo cuentas en un papel con las pocas neuronas que habían sobrevivido a pleno rendimiento, cuando observo que delante de mí, alguien que me cae bastante mal está utilizando una calculadora. Me planteo si vale la pena decírselo a los responsables, demasiado ocupados bebiendo como para darse cuenta, pero no soy tan retorcido. Me pregunto cómo he sido tan estúpido como para dejar la calculadora tan lejos. Nadie más la está utilizando. Al final me callo e intento que se me quite la cara de gilipollas. Imposible.

Acabo el ejercicio. Miro el examen y pienso que será muy difícil aprobar. Lo entrego de los últimos y me marcho, una hora y media después de lo previsto. Muchos no esperaron y lo entregaron en su momento, quizá abandonando la esperanza de acabar el examen en el tiempo dado.

Mientras me tomo una copa minutos después, pienso que toda la culpa es mía. Mal diagnóstico, mala preparación, mal examen. Me prometo que no volverá a pasar y tomo nota de los fallos, tal y como hice durante años al final de cada partida de ajedrez. Se aprende más de los errores que de los aciertos. Sigo bebiendo mientras pienso que al fin y al cabo, a veces la felicidad es tan barata como una copa y las risas cómplices de los amigos.

Aunque no en horas de trabajo.

Diezmo

Creo que no lo he comentado todavía por aquí, pero llevo unos meses trabajando como autónomo en programación de aplicaciones y páginas web. Con tanto trabajo y con la ingeniería superior en marcha, apenas tengo tiempo para escribir, lo cual me entristece un poco, pero de momento es lo que hay… sin embargo, creo que el sacrificio acabará valiendo la pena.

El caso es que hasta ahora nunca me había visto obligado a pedir facturas de todos mis gastos. Y hasta ahora, nunca me había dado cuenta de que la cantidad de dinero que se lleva la SGAE de nuestros bolsillos no es nada despreciable.

Esta mañana compré 25 CD grabables y otros tantos DVD, y por primera vez he visto el canon convenientemente desglosado en una factura. Y os aseguro que a esta hora todavía no se me ha quitado la cara de gilipollas. Por la tarrina de CD, he regalado a la SGAE 5,25 €, y por la de DVD, la friolera de 15,00 € (sin IVA). En total, algo más de 20€, es decir, que he pagado más en concepto de canon que por los discos en sí. Ambos conceptos forman parte del precio, son impuestos indirectos, por lo que ni siquiera puedo deducirlos de mi declaración.

En general, no llevo mal lo de pagar la Seguridad Social para que los viejecitos de mi barrio puedan ir al médico a pasar la mañana. Que hacienda vaya a llevarse su tanto por ciento a final de año es algo que asumí cuando decidí hacer las cosas bien y por lo legal. Como soy joven y todavía no ando muy desengañado, me creo que con eso contribuyo a algo. Por lo menos a que algún ministro cambie de traje. Pero pagarle las cañas a Teddy Corleone y sus secuaces es otra cosa…

Y es que hasta hoy el canon sólo me molestaba, digamos, en el plano ideológico. Pero supongo que me he dado de bruces contra el mundo real. De todo lo que todavía no he ganado este mes, la SGAE me ha soplado ya 25 €. Y no estoy dispuesto a consertirlo. Ni de coña.

De modo que he decidido responder al fuego con fuego, y ya he decidido cómo voy a vengarme. Por lo pronto empezaré a enterarme de cómo puedo reclamar legalmente esos 25 €, ya que no copiaré música en esos discos. La segunda parte de mi plan es más ambiciosa. A partir de ahora, si un cliente pertenece a la SGAE, añadiré un recargo a su trabajo como compensación por el impuesto que su organización me cobra (¿no sería genial que todos hiciéramos lo mismo?).

Al próximo que quiera una página para promocionar su disco le trinco los 20 € de hoy por mis cojones. Quien a hierro mata, a hierro muere.

Pero qué triste

Justo me acabo de enterar gracias a Trebol-A de que existe una página en la que puedes dejar tu número de teléfono para que te informen por SMS de los resultados de las elecciones.

El caso es que relleno el formulario, presiono enviar y me aparece la ventana de «nuevo correo» de Mail, algo así:

Enviar por correo

Esto significa que el formulario no se envía ni se guarda en una base de datos, sino que se transfiere por correo electrónico a algo que los procesa. Ese algo podría ser un operador humano becario o un programa, no sé qué prefiero, la verdad. ¿No es más fácil hacer que la página grabe los datos utilizando un script de servidor de toda la vida?

Supongo que en las configuraciones normales de navegadores no aparece ni siquiera la ventana del correo, por lo que el proceso pasa inadvertido al usuario. El formulario se envía a elecs@indra.es, además, que tiene más cachondeo. ¿Qué pinta una empresa privada en todo esto? ¿Qué pasa con la privacidad? ¿No pueden usar esos datos para relacionar teléfonos con localizaciones y con direcciones de correo?

Bueno, se me ocurren muchas cosas divertidas que se pueden hacer con esto, para hacer que este largo domingo sea más entretenido:

  • Vulnerar la protección de esa cuenta de correo y robar miles de datos privados. Recordemos que la información no se almacena en un servidor protegido, sino en una mierda de cuenta de correo, que siempre será más vulnerable.
  • Hacer un programa que introduzca números al azar hasta el sistema diga basta.
  • Descargar una aplicación para hacer spam y freírles vivos a correos falsos.
  • Poner los números de teléfono de mis enemigos.
  • Enviar un correo con números de provincia incorrectos, a ver si está previsto o por el contrario revienta.
  • Enviar un correo sin el formato establecido, con caracteres extraños o enlaces.

Y seguro que existen muchas más posibilidades interesantes para explotar este fallo demencial (se admiten sugerencias).

Curiosamente, todos estos problemas se solucionarían haciendo que hubiera que enviar un mensaje desde el móvil indicando la provincia, o el código postal o lo que sea, como cuando te bajas el típico y apestoso politono. Y adiós a los problemas.

En fin. Cuando hice mi primera web, hace unos diez años, creo que hice así el formulario de contacto… pero esto es lo más triste que he visto recientemente. Joder, que estamos en 2007, y este sistema quedó obsoleto hace muuuuucho tiempo…

¿En esto se gastan nuestro dinero? ¿Y qué pasa con Indra? Yo pensaba que eran una empresa seria y competente, y nos salen con esto… Le entrego yo semejante basura a un cliente y me prende fuego al contrato. Dichosos aquellos que trabajan para la administración.

Actualización: He encontrado una referencia interesante donde también se despachan a gusto con el tema.