Corrupción

En favor de mi profesionalidad diré que lo que sigue no es cierto, aunque está basado en hechos reales…

Día 1

Mi primer día de trabajo. Empiezo a las 9, y a las 8:59 estoy entrando en la oficina. Saludo a todos con una sonrisa, voy a mi despacho y enciendo el ordenador. Minutos después estoy trabajando. A las 15:10 me doy cuenta de que debería haberme ido ya, apago el ordenador y finalmente, a las 15:15 salgo de la oficina, no sin antes despedirme de mis compañeros. Ha sido un día productivo.

Día 2

Llego a la oficina a las 9:00, saludo a todos y voy a mi despacho. Hoy hay bastante más trabajo. Permanezco toda la mañana frente al ordenador, y sólo entro en Internet para comprobar que el servidor funciona. Configuro la cuenta de correo de la oficina en mi equipo. A las 15:10 apago el ordenador y me voy a casa.

Día 3

Llego a la oficina a las 9:05. No pasa nada por esos cinco minutos, me digo, y llevo razón. Saludo rápidamente a mis compañeros y me pongo a trabajar. A las 12, como siempre, me llaman los del despacho contiguo para bajar a tomar un café. No he querido bajar ningún día de los anteriores porque sólo trabajo 6 horas y no creo que esté bien tomarme ese descanso. Finalmente la morena de contabilidad me convence y bajo con todos. 30 minutos después subimos de nuevo, qué bien me ha sentado el café solo. Trabajo a gran velocidad el resto de la mañana. A las 15:05 apago el ordenador y cinco minutos después salgo a la calle.

Día 4

Vaya tráfico. Llego a la oficina a las 9:30, no saludo a nadie y me pongo a trabajar. Hoy no me concentro mucho, así que me doy una vuelta por los blogs que leo. Me distraigo un rato y sigo trabajando, hasta la hora de tomar el café. 50 minutos después volvemos todos a la oficina y seguimos trabajando. El refresco y el pincho estaban de muerte. A las 15:00 apago y me voy. Ha sido un día productivo.

Día 5

Llego otra vez tarde, pero nadie me dice nada. Me he dormido, y al levantarme no pude consultar el correo. Así que pienso que no ocurre nada por mirarlo en la oficina. Me conecto, leo y contesto algunos mensajes. Aprovechando, me doy una vuelta por mis suscripciones de Google Reader (ya que estoy conectado…). Me leo tres o cuatro artículos y trabajo una hora, hasta que me interrumpen para preguntarme si quiero bajar a tomar un café. No creo que deba, pero la monera de contabilidad me mira desde su mesa. El caso es que 50 minutos más tarde vuelvo a incorporarme al trabajo. Me voy a las 15:00 exactamente, porque me siento algo estresado.

Día 6

Otro día más. Alguien me pide que le mande unos ficheros, y para no configurarle el ftp me instalo el Messenger y se los envío. Total, aquí lo usa todo el mundo… al final nos pasamos una hora larga hablando entre todos. Cuando por fin cierro, consulto mi correo y mis blogs. Comento en un par de ellos. Me voy a poner a trabajar, pero entonces toca bajar a tomar un pincho. Un par de cañas después vuelvo a subir a la oficina y sigo trabajando. Con lo que tarda mi ordenador en cerrarse, empiezo a apagar a las 14:55 para salir a las 15:00, que es mi hora.

Día 7

Aunque vuelvo a llegar casi media hora tarde, hablo con el jefe y me comenta que está contento conmigo. Genial, me digo, aunque en el fondo sé que podía ser más productivo. Anoche estuve con los compañeros tomando unas copitas y tengo una resaca de narices, qué bien que no se ha dado cuenta. Como no me apetece hablar con nadie me encierro en el cuarto de servidores y allí me paso media mañana a 50ºC pensando en mis cosas. Aprovecho para borrar mi historial de navegación, que no quiero que se den cuenta de que leo los blogs en horas de trabajo.

Día 8

Nunca me había dado por publicar en mi blog en el trabajo, pero anoche no tuve tiempo y hoy me paso a publicar el borrador que dejé. De paso borro el spam, contesto algunos comentarios, y repaso las estadísticas. Reviso el correo, respondo a los mensajes y leo mis suscripciones, que tengo 40 entradas pendientes. Cuando termino todo arranco el messenger y me pongo a trabajar duro. Minutos después son las 12 y envío un mensaje por la red para que bajemos todos a tomar el café, sin embargo, toca esperar a uno de administración que está muy ocupado. Le apago el ordenador remotamente y me hago el loco. Hoy la cosa ha estado de lo más animada, nos hemos tomado tres cañas cada uno y volvemos a la oficina de muy buen humor. Minutos antes de las 15 apago y me largo.

Día 9

Hoy estrenan capítulo de Cálico Electrónico y nos juntamos todos en el despacho a verlo, aprovechando que el jefe no anda por aquí. Monto el proyector y lo vemos en tamaño cine, una pasada, he quedado como el enrollado. Sin embargo, cuando quiero darme cuenta son casi las 11 y yo sin mirar el correo. Lo reviso, respondo a algunos, entro en mi blog a contestar los comentarios y revisar las estadísticas, leo las entradas atrasadas por RSS y después de tomar un par de cañas me paso el resto de la mañana hablando con la de contabilidad por messenger. A las 14:30 me paso por el servidor para borrar mis rastros y aprovechando que no hay nadie, configuro el eMule en mi puesto, que tengo que bajar algunos manuales.

Día 10

Hoy he llegado sin desayunar, así que me preparo un café nada más llegar. Estoy tomándomelo tranquilamente cuando entra en mi despacho el jefe de sistemas. Hablamos un rato, es un tipo majo. Al final me cuenta que los de administración saben el tiempo que trabaja cada uno por las horas a las que los ordenadores se conectan al servidor central. Tomo nota mental del dato y configuro mi equipo para que arranque todos los días a las 8:55. Ahora sí que puedo llegar cuando quiera. Redistribuyo el ancho de banda del router para que me deje más a mi y a mi eMule, que tengo que bajar unas pelis para la de contabilidad. El resto de la mañana pasa rapidísimo. Casi no tengo tiempo de tomarme las cañas, hablar con los colegas por el messenger, leer el correo, consultar las suscripciones y postear en mi blog. Al final casi no me he movido del despacho en todo el día.

Día 11

El jefe está muy impresionado por la cantidad de horas que me ve concentrado frente al ordenador, sin apenas pestañear. Ha decidido que me merezco un aumento de categoría y de salario.

Ya sé por qué estudié informática.

Diario de un foro maldito

Basado en hechos reales…

Día 1

Nos han pedido que añadamos un foro a la página web, para que los visitantes puedan hacer consultas y plantear temas de debate. Nos reunimos y acordamos construir una aplicación lo más sencilla y clara posible.

No creemos que vaya a participar mucha gente, de modo que decidimos que los usuarios no tendrán que registrarse. Se podrá escribir en contestación a un tema o abrir un tema nuevo, pero no se podrá “responder a respuestas?, todo con la filosofía de no complicar el diseño.

Día 2

Al cabo de cuatro horas el foro está implementado y funciona perfectamente. Ligero, sencillo y bonito. Sólo se pueden hacer tres cosas: leer temas, responder a temas e insertar nuevos temas. Estamos satisfechos con el trabajo y nos dedicamos a otras cosas más importantes.

Día 3

Nuestros compañeros, que van a encargarse de gestionar las respuestas al foro, nos piden poder moderar los mensajes, de forma que no se publiquen hasta que hayan sido aprobados, como en los comentarios de los blogs. Nos parece razonable.

Modificamos el esquema de la base de datos para dar cabida a este requisito y creamos un panel de moderación para el foro en el módulo de administración de la plataforma web.

Además, modificamos el procedimiento de inserción y añadimos un mensaje que informa al usuario de que su mensaje aún ha de validarse. Modificamos el código de la página principal del foro para que no muestre mensajes sin autorizar. Lo comprobamos todo y funciona correctamente, así que nos tomamos un café.

Día 4

Nos damos cuenta de que el panel de administración tiene muchos problemas, ahora que existe la opción de mostrar y ocultar mensajes… perdemos el tiempo pensando en formas de controlar las nuevas características, y al final decidimos no complicarnos la vida y mantenerlo lo más sencillo posible. Resulta ser la mejor opción. Sonreímos satisfechos y bajamos a tomar una caña.

Día 5

Llegan los usuarios al foro. El primero de todos escribe en el campo “nombre? su nombre, sus dos apellidos e indica la empresa entre paréntesis, todo ello en mayúsculas, al igual que el texto. No habíamos tenido en cuenta la posibilidad de un nombre tan extenso en las pruebas, y la tabla con los mensajes queda desfigurada.

Pensamos que es un fallo imperdonable y corregimos la presentación de los mensajes por si acaso vuelve a pasar. Editamos el mensaje y dejamos el nombre en minúsculas y retiramos la empresa del identificador.

Nos ponemos serios y programamos una validación estricta de los campos del formulario. No más de 20 caracteres para el nombre, que ya está bien… anotamos que cuando podamos, redactaremos unas sugerencias de estilo para que los usuarios no escriban todo en mayúsculas.

Día 6

A raíz del suceso del día anterior, nos damos cuenta de que puede ser que un cliente usuario del foro quiera especificar su empresa para que le identifiquemos, así que añadimos un campo al formulario para ese tipo de información.

Evidentemente, modificamos el esquema de la base de datos para dar cabida a este nuevo dato. También modificamos el procedimiento de inserción para grabarlo todo…

Día 7

Los trabajadores de Consultoría, que se encargan de responder las preguntas en el foro, nos piden una manera de destacar sus mensajes sobre el resto, para que quede claro que es un punto de vista oficial de la organización. En principio remoloneamos, pero al final les hacemos caso.

Construimos un módulo en el panel de control para que responda el personal, porque no queremos pedir contraseñas ni crear usuarios en el foro. Creamos formularios específicos para responder y para insertar temas. Asumimos que no es necesario moderar los mensajes escritos por el equipo de la organización y que serán mostrados directamente.

Pensamos que es posible que algunos usuarios suplanten al equipo firmando en su lugar, así que añadimos una validación al formulario para evitar que los usuarios escriban con el nombre de la organización. Empezamos a estar hartos del foro, pero pensamos que roza la perfección y nos vamos a casa.

Día 8

La directora de Consultoría nos ha comentado que desearía poder autorizar personalmente las respuestas de su equipo, para poder establecer un criterio de calidad. El terror se apodera de nosostros, pero al final nos encogemos de hombros y nos ponemos manos a la obra. Ellos mandan.

Así que bajamos lo privilegios a los trabajadores de Consultoría, para que sus mensajes no se publiquen automáticamente. El problema es que como los trabajadores pueden moderar el foro, pueden autorizar sus propios mensajes, así que modificamos de nuevo los privilegios para que no puedan actuar sobre sus propios mensajes o los de sus compañeros.

Con esto, habilitamos a la directora como la única usuaria capaz de moderar todos los mensajes, incluidos los de la organización, previa modificación del esquema de la base de datos y del panel de administración.

Día 9

Nos piden guardar el nombre del empleado que ha respondido a una consulta, pero sin hacerlo público, para que se sepa si alguien mete la pata. De modo que volvemos a cambiar el esquema de la base de datos y el procedimiento de inserción.

Día 10

Nos exigen que se puedan editar los mensajes en cola de moderación por si se quiere quitar publicidad o corregir un fallo. Empezamos a sentirnos algo irritados, pero total, por una cosilla más…

Modificamos el panel de control para permitir a los empleados editar los mensajes de los clientes, pero no los suyos, que son responsabilidad de la directora, que puede, eso sí, modificar los de los empleados y los de los clientes. Además, hay que guardar el autor del mensaje y el nombre de la persona que hizo la modificación, excepto en el caso de que el mensaje sea de la organizawdrhae jkh egh arggff@$#!!

Día 11

Alguien me pregunta por qué hemos tardado dos semanas en hacer el foro cuando prometimos que lo tendríamos listo en una mañana. Le deshabilitamos el Messenger como represalia y bajamos a tomar un café.