Ningún programa podrá convertir su ordenador en algo seguro, por mucho que intenten venderle la idea contraria… sólo un usuario bien informado y atento conseguirá evitar que su ordenador (y la información que guarda en él) se vean dañados o comprometidos.
No nos bastan herramientas para estar a salvo: además tenemos que saber utilizarlas. Una aspirina no me servirá de nada si me empeño en asimilarla por frotación contra la piel. Y no me servirá de mucho si insisto en bailar a diario bajo la lluvia completamente desnudo, aún suponiendo que sepa cómo medicarme… (Vaya, vuelven mis ejemplos estúpidos).
Bueno, la cosa va de seguridad y ordenadores. Más que de aprender a tomar aspirinas, la idea es aprender a no resfriarnos… Les he preparado también una serie de trucos viles para ayudarles (lo del nombre es una larga historia).
La seguridad no es un fin en sí misma, sino un medio con un objetivo final muy claro: no perder datos. Y generalmente, almacenamos dos tipos de conjuntos de datos en el ordenador: archivos (fotos, documentos…) y programas ejecutables (el Word, el Firefox… esas cosas, vaya).
De entrada, no vale mucho la pena que nos preocupemos por las aplicaciones: pueden solicitarse o descargarse de nuevo si desaparecen. Sin embargo, si perdemos las fotos de las vacaciones lo haremos para siempre… no podemos pedirlas de nuevo al fabricante y no podemos confiar en que otras personas guarden copias. Lo mismo nos sucederá si perdemos la única copia que tenemos de la tesis… podemos encontrarnos en un complicado aprieto.
Truco vil: preocúpese únicamente de sus archivos (fotos, documentos…)
Hay que empezar comprendiendo que por muy dura que sea la amenaza, quedará minimizada si disponemos de una copia de seguridad de nuestros datos. Quiero decir con esto que aunque el virus de moda sea absolutamente destructivo, poco perjuicio podrá causarnos si tenemos copia de todo (salvo perder unas horas en reinstalar el sistema, en el peor caso).
Nadie se preocupa si se le quema una fotocopia del DNI. La ventaja añadida del ordenador es que no hay diferencia alguna entre copia y original, y que podemos clonar muchas copias a un coste muy reducido. Ya se nos puede quemar el portátil en el mismo Monte del Destino, que con una copia de nuestros archivos dormiremos tranquilos. Creo que ha quedado claro :-P
Manos a la obra. Lo primero es acordar con nosotros mismos una política dirigida a asegurar la integridad de los datos. Es recomendable efectuar una copia de seguridad al menos una vez al mes, aunque esto es variable: la periodicidad con la que deben copiarse los archivos dependerá de la rapidez con la que cambien. Así, si estamos en pleno proyecto deberíamos considerar una copia semanal o diaria. Debemos preguntarnos qué porcentaje de nuestro trabajo estamos dispuestos a poner en riesgo, y la respuesta nos dará una buena idea de la frecuencia de copia que deberíamos establecer.
Truco vil: defina una política de seguridad y oblíguese a cumplirla.
Aparte de la frecuencia, es interesante establecer el modo. Podemos hacerlo cada vez desde cero o sólo con los ficheros que hayamos modificado (incremental). La copia incremental requiere menos espacio pero tendremos que almacenar los soportes necesarios para restaurar el sistema desde el principio, por lo que es más susceptible a fallos.
Truco vil: realice una copia completa una vez al mes y realice incrementos semanales para los datos que más manipule.
Existe software especializado en hacer copias de seguridad, pero tendríamos que confiar mucho en él para utilizarlo (¿se imaginan que la copia se grabó mal por un fallo en el programa?). Para un usuario mediano, opino que lo más adecuado es realizar una copia sin más de los archivos vitales. Un CD o un DVD al mes no es mucho comparado con el tiempo y el dinero que podemos perder si nos quedamos sin esos malditos archivos críticos.
Truco vil: Olvídese de complicados programas de copia de seguridad y simplifique al máximo.
La mayoría de los usuarios tiene ya grabadora de CD’s, por lo que no es descabellado considerar la copia en este formato para pequeñas cantidades de datos. Si somos más exigentes, deberíamos emplear un DVD, pero tampoco es imprescindible. Yo estuve haciendo copias en varios CD’s hasta hace poco tiempo y alguna vez han sido mi salvación.
A título personal, no soy partidario de incluir en las copias de seguridad información generada por otros que pueda volver a conseguirse: así, la música debería excluirse en principio, así como películas y demás información accesible. Además, se da la interesante circunstancia de que cuanto más inútiles son los archivos, más ocupan estos, así que su sacrificio nos permitirá ahorrar espacio (y dinero). Lo que nos importa es lo que generamos nosotros y de lo que nadie más posee copia.
Truco vil: Si desea ahorrar espacio, olvídese de la música y los vídeos: podrá obtenerlos de nuevo en caso de desastre.
Una buena política de copias nos hace muy poco vulnerables a los virus y otras amenazas… ya no es tan dramático perder los datos si teníamos una copia del día anterior. De hecho, en último término nos asegura la permanencia de nuestros datos más preciados. Por mucho que falle el antivirus, siempre tendremos nuestro CD sobre la mesa con ese trabajo crítico… no debería despreciar esa tranquilidad. Tiene un precio muy bajo…