Curso de ética ingenieril (VII)

(Música clásica de fondo)

Sean bienvenidos a esta séptima edición de nuestro Curso de ética ingenieril, que ha recibido una bocanada de inspiración de los apuntes de Redes de la Ingeniería Informática por la sin par Universidad de Salamanca. En la página 13 del aparentemente inocente tema de Seguridad se ocultan perversas maquinaciones con el objetivo de ensuciar nuestras inocentes y virginales mentes. Aquí les presento el cuerpo del delito:

Oh no dios mío

«Encontrar la forma de ligar»… ¿No eso lo que todos queremos en la vida? Al fin una fórmula matemática, un método, un algoritmo que permita resolver el enigma. O eso pensé yo… La realidad resultó ser, como siempre, menos emocionante.

El Curso de ética ingenieril, comprometido con el rigor y la corrección de los textos ingenieriles, recomienda la adopción de otro título menos rimbombante y que cree menos expectativas en la audiencia, aun a riesgo de resultar más aburrido. La RAE no recoge en su diccionario este uso para el verbo ligar, pero abstrayendo la intención comunicativa, nos atrevemos a sugerir su sustitución por un sinónimo como «relacionar» y una redacción algo más clara para la misma idea:

Encontrar la forma de relacionar el problema de la mochila con un vector supercreciente (fácil) con otro general de vector no supercreciente (difícil).

Encabezado que es manifiestamente más correcto que el actual. No obstante, si lo que queremos es ahondar (nunca mejor dicho) en los recursos de nuestro idioma para mayor regocijo del alumnado, podríamos decantarnos por alguna de las siguientes sugerencias, más propias de los anuncios clasificados que de los apuntes de una Universidad de tan alta estirpe:

Algoritmo de la mochila con vector supercreciente y fácil busca otro problema de vector no supercreciente y que vaya de difícil.

O bien,

Algoritmo de la mochila con 25 centímetros de vector supercreciente y facilón, busca otro problema dispuesto a disfrazarse de general con un buen vector no supercreciente.

Que llenaría de alegría y jolgorio las aulas, al tiempo que permitiría a los estudiantes fijar mejor en sus memorias tan compleja materia. Recomendando encarecidamente la adopción de nuestra primera propuesta, nos despedimos hasta una próxima edición de nuestro Curso de ética ingenieril.

Curso de ética ingenieril (VI)

Una decisión complicada. Casi me ha dado pena dame de baja y todo… pobres muchachos… creo que es más fácil decir que te vas de casa a los 10 años.

Supongo que hay cientos de casos similares, pero la desfachatez de estos me ha dejado maravillado. Me refiero a esta imagen:

notevayas1.png

Entre las frases más memorables…

[…] al fin y al cabo sólo te enviaremos ofertas personalizadas que te interesen realmente […]

Claro, por eso he llegado hasta aquí, porque me interesan mucho vuestros correos. Sólo falta la cara de pena y los lagrimones…

[…] si realmente quieres darte de baja, respetaremos tu decisión.

Y si no la respetáis me es igual. Estáis obligados por la ley, no es un favor personal ni nada de eso xD. Y bueno, de los enlaces de «sí, quiero darme de baja y perder todas las ventajas como suscriptor» ya ni hablo…

Al menos no se inventan palabras.

Curso de ética ingenieril (V)

No tengo palabras ante tamaña tropelía:

desusque.png

¡Si «formulario de desuscripción» no te dejó sin aliento, no se pierda «su email fue desuscripto«, sólo para los verdaderamente osados!

No recuerdo dónde lo vi, sólo sé que me impactó tanto que hice una captura de pantalla. Qué pena no haber guardado la dirección del crimen de la web en cuestión…

En fin. El curso de ética ingenieril recomienda suplica entre sollozos la utilización de otra expresión menos rimbombante como «fue dado de baja», o «fue quitao», o «sa ido», que si bien no resultan tan efectivas para llamar la atención del visitante, disminuirán sensiblemente la tasa de infartos entre los usuarios. Cualquier cosa antes que esto. ¿Se tratará de una venganza por cancelar su servicio?

Actualización: Misslucifer (¡gracias!) me informa de que la página en cuestión es tupostal.com (les regalo el enlace para escarnio público). Es curioso que ambos, sin habernos suscrito en ningún momento, hayamos acabado dándonos de baja (o desuscriptándonos). En fin, cada uno que saque sus conclusiones…

Curso de ética ingenieril (IV)

Esto se está poniendo en modo experto… No se imaginan lo que les espera, pero adelanto que esta entrega está al más alto nivel… Bueno, al lío. Resulta que estaba yo mirando unos apuntes del año pasado, en concreto de Programación Orientada a Objetos, cuando llegué a un apartado dedicado a las clases amigas.

Se trata de un tema algo complicado, así que creo que no es razonable que intente explicar aquí qué son esas clases amigas, sobre todo porque quienes no lo sepan se van a quedar igual y quienes lo sepan se van a tirar de los pelos. De todas formas, si a alguien le interesa el tema, puedo dedicarle una entrada.

Las clases son estructuras de datos en la Programación Orientada a Objetos, y resumiendo a lo bestia, una clase que es amiga de otra es una clase que tiene permisos para leer y modificar sus datos privados, realizando un tipo especial de comunicación entre objetos.

El caso es que en las prácticas nos lo mostraban con un ejemplo en C++ políticamente incorrecto. Lo que sigue es un programa que simula el comportamiento de dos vecinas: Pepi y Juani, y que reproduce cómo intercambian sus cotilleos. Progresismo puro, oiga.

Como poner código en WordPress, además de ser una gran experiencia es un coñazo algo complicado posteo sólo las mejores líneas… He dejado los comentarios originales (los comentarios son fragmentos que ayudan a entender el código y que van precedidos de «//»)

class Pepi{
char cotilleo[100];

[…]

Pepi() {
strncpy(cotilleo, «A Mary Flor la plantó su novio», 100);
}

[…]

Pepi(char *not) {
strncpy(cotilleo, not, 100);
}

friend class Juani; // Juani es una clase amiga de Pepi
};

Pero ojo, que lo mejor llega ahora. Los comentarios de la última sección son para llorar…

void main (void) {
Pepi P1, P3(«La vecina de arriba es rubia de bote»);
Juani J1(«Yo no soy nada cotilla»);

[…]

P3.leer(); // Sale lo de rubia de bote
J1.cambia(P3, «Es que realmente es calva»); // Sale este mensaje
J1.escucha(P3); // Sale lo de rubia de bote ya que P3 se ha pasado por valor: no se modifica
P3.leer(); // Sale lo de rubia de bote
J1.cambia(&P3, «Es porque no tienen pelo»); // Sale este mensaje
J1.escucha(P3); // Sale lo de que no tiene pelo ya que P3 se ha pasado por referencia: se modifica
P3.leer(); // Sale lo de que no tiene pelo
J1.cambiaR(P3, «O porque se le cae muy a menudo»); // Sale este mensaje
J1.escucha(P3); // Sale lo de que se le cae muy a menudo ya que P3 se ha pasado como una referencia: se modifica
P3.leer(); // Sale lo de que se le cae muy a menudo
}

Y no, no me lo he inventado… dejo el código fuente aquí, pero adelanto que no lo he probado, por si explota.

Curso de ética ingenieril (III)

(Música clásica de fondo)

Sean bienvenidos, queridos lectores, a esta nueva edición de nuestro Curso de Ética Ingenieril. En esta ocasión vamos a referirnos al libro «Programación en C», editado por el Departamento de Informática y Automática de la Universidad de Salamanca; en cuya página 164 se nos regalan estas líneas:

El resultado serán dos líneas con las dos primeras estrofas de la famosa poesía de Gustavo Adolfo Bécquer:
Con cien cañones por banda,
viento en popa a toda vela…

Se trata de hacer un programa muy sencillo que muestra esas dos líneas en pantalla. Pero si uno lo lee despacio comienza a sufrir un ataque de nervios que puede llevarle a arrancarse los ojos de inmediato.

En primer lugar, lo que muestra el programa no son dos estrofas sino dos versos. En segundo lugar, no son cien cañones sino diez. Con cien cañones por banda, el velero necesitaría propulsión por energía nuclear para surcar los siete mares. Y en tercer lugar, ese poema, llamado «La canción del pirata» no es de Bécquer sino de José de Espronceda.

El Curso de Ética Ingenieril, comprometido con la corrección y el rigor de los textos de informática, recomienda la adopción de la siguiente propuesta:

El resultado serán dos líneas con los dos primeros versos de la famosa poesía «La canción del pirata», de José de Espronceda:
Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela…

Aunque si queremos rizar el rizo, siempre podemos escribir:

El resultado serán dos líneas con las siete primeras letras del famoso relato de Yola Berrocal:
Con 2 cañones por banda,
viento en popa a toda vela…

Recomendando encarecidamente la adopción de la primera propuesta, nos despedimos hasta la siguiente edición de nuestro Curso de Ética Ingenieril, no sin antes presentar, a modo de desagravio, las dos primeras estrofas de «La canción del pirata»:

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul.

José de Espronceda

¡Y por fin es viernes!

Curso de ética ingenieril (II)

¿Qué eso del Curso de ética ingenieril? Su origen puede leerse en esta entrada

Dicho esto, empecemos poniendo los hechos en contexto. Estaba yo la semana pasada instalando los controladores de la impresora en mi terminal. Dormido, desprevenido y bastante aburrido (lo bastante como para leer las ventanitas de publicidad que aparecen durante la instalación…)

Cómo prever que a la vuelta de la esquina me esperaba esta fantástica pantalla…

hp.png

… en la que puede leerse el texto:

servicio técnico y asistencia HP apremiados.

Lo que está claro es que por lo menos son sinceros… Tienen prisa y lo dicen abiertamente. «No nos toques las narices con una llamada larga que tenemos cosas que hacer». Apremiados estamos, oyes.

Aunque bien mirado (imaginen estos mismos razonamientos a las nueve de la mañana), también puede ser que nunca han recibido un premio. Y lo proclaman a los cuatro vientos, quizás en un intento por ablandar las voluntades de quienes los conceden. Qué desesperación, pardiez. Apenado, pregunté a mi compañero si deberíamos galardonar nosotros a HP, pero no
nos pusimos de acuerdo. Por otro lado, el jefe se negaba rotundamente, argumentando que no podíamos premiar un servicio técnico que tenía tantas prisas en atender a sus clientes… total, un desastre.

Al final no hubo manera. Yo ese día volví a casa muy triste, pensando en los pobres técnicos de HP. La verdad es que no sé qué es peor: si andar con prisas todo el día o que encima de eso no quieran premiarte. Una pena…

Curso de ética ingenieril (I)

Vuelvo de entre los muertos, ahora que ha pasado lo peor… aunque hasta dentro de una semana no funcionaré a pleno rendimiento bloguero. Hoy les presento una sección nueva. Y es que en el fantástico y ya extinto Caiga Quien Caiga de Wyoming, el Curso de Ética Periodística era una divertidísima sección donde el gran Juanjo de la Iglesia mostraba titulares de prensa de dudoso gusto o corrección, ofreciendo siempre una versión corregida.

r-117.jpgAun recuerdo algunos titulares, como «El euro se cepilla a la rubia» o «Preocupación por las vascas locas»… yo me moría de risa con aquella sección, de modo que la recupero para este blog en forma de «Curso de ética ingenieril», que irá dando a conocer las meteduras de pata más divertidas sobre ingeniería.

Y aunque suene contradictorio, esta primera entrega es de dudosa ética, porque el texto que presento pertenece a un informe teórico sobre Java 2 Micro Edition (J2ME) elaborado por dos compañeros de facultad. Anoche lo estaba revisando y en la introducción leo:

Los teléfonos móviles son ya parte esencial de nuestra vida. Cada día son más los usuarios de estos terminales, y cada vez son más pequeños.

¿Más pequeños? ¿Los terminales o los usuarios? Yo tengo móvil desde hace años y no me he vuelto más pequeño… a pesar de ello, el texto me llenó de dudas y fui corriendo a medirme, pero sigo siendo igual de alto… ¡qué momento de pánico! Para evitar molestas confusiones, desde el curso de ética ingenieril recomendamos cambiar esta frase por la siguiente:

Los teléfonos móviles son ya parte esencial de nuestra vida. Cada día son más los usuarios de estos terminales, cada vez más pequeños.

Que sin duda resulta más esclarecedor, aunque no es muy elegante. Si se desea una frase más literaria y mejor resuelta, recomendamos la adopción del siguiente texto:

A pesar de su tamaño cada vez menor, los teléfonos móviles ocupan un enorme hueco en la vida del creciente número de usuarios de estos terminales.

Que resume las anteriores ideas con una inigualable belleza. Claro que si queremos dar una vuelta de tuerca a la expresión, podíamos, en un bello ejercicio lingüístico, redactarlo de esta manera:

Los usuarios de teléfonos móviles son una parte esencial en la vida de muchas personas, que los tienen cada vez más pequeños.

O si nos gusta el rock duro,

Los usuarios de teléfonos móviles tienen pequeña una parte esencial de su vida.

Que es mucho más directa e intrigante, y que nos sirve para llamar la atención de un eventual lector. Recomendando encarecidamente la adopción del primer modelo propuesto, nos despedimos hasta la próxima edición de este «Curso de ética ingenieril».